Crítica de la moral y de la religión
Nietzsche:
Crítica de la moral y de la religión
Trabajo realizado por alumnado del centro del que se omite su nombre en cumplimiento de la ley de protección de datos.
Para
un desarrollo adecuado de la temática de la redacción, creo conveniente responder las siguientes cuestiones: ¿qué diferencia existe entre
la moral de los señores y la moral de los esclavos? ¿Por qué
Nietzsche critica a una de ellas? ¿Quiénes son los fuertes al
querer imponerse y por qué los débiles se niegan al uso de la
fuerza? ¿Por qué la religión es el gobierno de los débiles?
¿Quiénes piensan que es necesario disfrutar la vida y quiénes
piensan que hay que esperar a la “otra” vida?
La
práctica totalidad de la filosofía de Nietzsche se basa en criticar
terriblemente los valores de la sociedad contemporánea occidental así como de la filosofía que lleva desarrollándose desde sus principios, al
considerar que se está tornando insostenible al haber sido construida sobre una calumnia a la vida misma, o lo que se conoce como la transvaloración moral de la que luego hablaremos. Esa pseudofilosofía predica el menosprecio del individualismo y antepone conductas grupales y que
beneficien al bien común antes que al individuo creativo.
Tradicionalmente nos referimos a la moral como el conjunto de normas, costumbres y hábitos de una sociedad que permite a los ciudadanos de dicha sociedad distinguir el bien del mal. En un sentido técnico y filosófico el término ética se reserva para la reflexión filosófica que investiga si dichas costumbres, normas y hábitos tienen un fundamento lo suficientemente fuerte que permita desplegar argumentos consistentes que legitimen su bondad o maldad. Por ejemplo, en España la tauromaquia, o lidia del toro bravo es una costumbre por lo que sería moralmente buena, el problema es que a la hora de buscar argumentos éticos que fundamenten esa costumbre podemos encontrar que son inconsistentes, poco rigurosos e injustos, por lo que resultaría ser una costumbre éticamente reprochable. En el caso de Netzsche, en la cultura occidental, los valores morales se encuentran apoyados, avalados y refrendados por Dios, un ser ultraterreno que justifica el modelo de moral cristiana
Nietzsche, que era un filólógo de formación, realizó un estudio sobre el significado que tenía en su origen los términos agathos y Kakos, es decir, bueno y malo. Tras este estudio concluyó que ,en el origen, el término bueno se refería al arsitócrático, el noble, aquel que se impone por su propia presencia, por su fuerza física, sin necesidad de la retórica ni dialéctica. La retórica y la dialéctica eran rasgos de los malos, de quienes no pudiendo imponerse por la fuerza buscaban vías inauténticas para imponerse. Por el contrario, malo para Nietzsche significaba el plebeyo, aquél que es incapaz de imponerse y, por tanto, termina siendo sometido por el que sí es capaz de imponerse. Esta situación de desigualdad natural ponía en peligro la propia existencia de los débiles. En estas condiciones los plebeyos o débiles terminarían siendo víctimas de los aristocráticos o fuertes, para invertir la situación, los débiles, aprovechando la coyuntura de ser mayoría, invirtieron los significados de bueno y malo, pasando malo a ser el que se impone por la fuerza y sigue su ímpetu vital, y bueno, aquel que reprime su ímpetu vital y crea valores contrarios a la valorización natural, tales como la igualdad, la solidaridad, la fraternidad, etc. Es obvio para Nietzsche que esta forma de valorar sólo puede beneficiar a los débiles. En cualquier caso, tanto unos como otros, son fieles a la voluntad de poder, pues intentan imponerse al resto, unos por ser fieles al ímpetu vital e imponerse por la fuerza, y otros tratar de imponerse por medios artificiosos. Este hecho llevó a Nietzsche a distinguir entre moral de señores y moral de esclavos.
La
moral
de
los
señores
(la que Nietzsche defiende) se basa en la necesidad del ser humano,
como animal que es, de imponerse, de disfrutar de todas las fuerzas de la vida, de la orgía, el caos, la danza, la música, es decir, celebrar el caos de los instintos, exaltar la fuerza de la vida por la vida misma, y no sucumbir a la tentación de someter etas fuerzas de la vida a la razón, pues la razón solo es una manifestación más de la vida, no la cualidad que nos hace superiores. A partir de esta moral, podemos elaborar nuestra propia
moral individual. Por otra parte, la moral de los esclavos, (la que Nietzsche critica) se encuentra en los seres inferiores, los
que proclaman la igualdad, la solidaridad, la fraternidad, la razón, la ciencia, la verdad inmutable, la belleza eterna, a Dios... Es importante remarcar que al conseguirse
esta igualdad,
los perjudicados son los fuertes o señores, (que se imponían gracias
a su aristocracia natural), y también la perjudicada es la vida misma que cae en enfermedad al renunciar al caos, a la orgía, al ímpetu vital, a la creatividad, a la libertad,... . Por el contrario, si triunfan los débiles o
esclavos, esto es los enfermos entonces calumnian y traicionan la valorización natural de la vida. Esta igualdad nació, como
Nietzsche expresa, por culpa de la filosofía helénica defendida por Platón, Sócrates… y todos sus seguidores, así como el judaísmo, el cristianismo, el socialismo
y la democracia.
Se
define como religión
las creencias, los comportamientos y las ceremonias propias de los
humanos que las realizan, para adorar a una divinidad o ser superior y reforzar su
relación con ella. Para
empezar, la religión monoteísta fue forjada por los débiles, para invertir la situación
de imposición de los fuertes sobre ellos. Los débiles no tenían
capacidad de utilizar la fuerza y vencer a los que les gobernaban,
por lo que optaron por inventarse una serie de normas para limitar
ciertas libertades, proponer la igualdad, la solidaridad y la fraternidad… (Aunque estos son los
cimientos básicos de la religión, lo cierto es que ha sido la mayor
causante de guerras, miedo, corrupción por parte de
los altos mandatarios… Sin embargo, en este trabajo nos vamos a
centrar en los principios que en los primeros momentos propugnaba.). Uno
de los pilares fundamentales de la religión es la afirmación de la
existencia de un mundo eterno, llamado cielo,
donde viviríamos felices tras la muerte y que esta vida hay que
pasarla sufriendo, para poder llegar a la siguiente. Un ejemplo de
esta idea son los cuadros que se pintaron durante la época de mayor
esplendor de la Iglesia. Algunos mostraban el sufrimiento de
Jesucristo en la vida terrenal mientras fue capturado por los romanos
y crucificado. Posteriormente se muestra a este personaje elevándose a los cielos. Se supone que la población, debía ver en Jesucristo
un ejemplo a seguir, sufriendo en esta vida, y absteniéndose de todos los placeres del cuerpo para poder ascender en la otra vida que se daría tras la muerte. Nietzsche critica tan duramente esta idea de la religión
porque negando la existencia de una vida en el más allá y menciona
que la única vida que hay que disfrutar ya es esta, la de los apetitos e instintos del cuerpo.
El
otro pilar principal de la religión es acoger una serie de
pensamientos o pasiones de los seres humanos y prohibirlos porque se consideran pecado.
Un ejemplo de pecado son los impulsos sexuales que instintivamente tienen las mujeres
y los hombres. Otro claro
ejemplo es la homosexualidad, un hombre que ama, desea y mantiene
relaciones con otro hombre o una mujer con otra mujer. La religión
se inventó que esto era una acción impura y que al realizarse, contravenía y desobedecía la voluntad de Dios y le condenaría a los infiernos, en los que ardería eternamente. Como último ejemplo, la
masturbación también es criticada duramente por la religión sin
ningún motivo (llegando a inventar incluso que causan enfermedades
para así conseguir prohibir este comportamiento).
Nietzsche rechaza estos planteamientos de la religión al considera nuestra existencia como una combinación equilibrada de lo
apolíneo, (el orden, la luz, la razón, lo estructurado); y lo dionisíaco (el caos, la oscuridad, lo pasional, lo instintivo). Las religiones monoteístas pretenden prohibir y desterrar del hombre las fuerzas dionisíacas, para que el hombre renuncie al cuerpo en nombre de algo superior que se asemeja a Dios, la razón, el alma o el espíritu. Por esta razón, Nietzsche critica especialmente las religiones monoteístas. Frente a las religiones monoteístas manifiesta cierta estima por las religiones politeístas.
El politeísmo griego postulaba una pluralidad de divinidades: así Ares representaba el instinto y la fuerza guerrera; Apolo el orden de la razón; Dionisos la embriaguez del vino y el desorden de los apetitos instintivos sin represión; Afrodita la belleza... De esta forma los dioses no anulan ni censuran las fuerzas naturales del hombre sino que las ensalzan. Además estos dioses convivían con los hombres no pertenecían a un ultramundo completamente inasequible al hombre. Estas religiones paganas al dar culto a tantas divinidades promovían un cierto perspectivismo en el que ningún dios terminaba por imponerse definitivamente a los otros. De ahí que tanto por la pluralidad de fuerzas de la vida que encarnan los distintos dioses sin que ninguno sea hegemónico sobre los otros, como por inducir a una forma de perspectivismo Nietzsche se mostraba mucho más próximo a este politeísmo pagana que al monoteísmo, judío, cristiano, musulmán o budista.
El politeísmo griego postulaba una pluralidad de divinidades: así Ares representaba el instinto y la fuerza guerrera; Apolo el orden de la razón; Dionisos la embriaguez del vino y el desorden de los apetitos instintivos sin represión; Afrodita la belleza... De esta forma los dioses no anulan ni censuran las fuerzas naturales del hombre sino que las ensalzan. Además estos dioses convivían con los hombres no pertenecían a un ultramundo completamente inasequible al hombre. Estas religiones paganas al dar culto a tantas divinidades promovían un cierto perspectivismo en el que ningún dios terminaba por imponerse definitivamente a los otros. De ahí que tanto por la pluralidad de fuerzas de la vida que encarnan los distintos dioses sin que ninguno sea hegemónico sobre los otros, como por inducir a una forma de perspectivismo Nietzsche se mostraba mucho más próximo a este politeísmo pagana que al monoteísmo, judío, cristiano, musulmán o budista.
En
conclusión, Nietzsche está de acuerdo con la moral de los señores
ya que piensa que son los fuertes los que deben imponerse sobre los
débiles. Se sitúa completamente en contra de la moral de los
esclavos, la cual afirma que los débiles deben triunfar por medio de
la igualdad. Por otro lado, la religión monoteísta es el triunfo de los débiles
y la imposición de sus valores de igualdad y fraternidad a los fuertes, es la mentira de la represión de los instintos, frente a este monoteísmo Nietzsche reivindica el politeísmo pagano porque la pluralidad de los dioses se corresponde con la pluralidad de los instintos y fuerzas de la vida, sin imponerse ninguno de los dioses sobre los demás, y ofreciendo una visión trágica de la vida. El Dios monoteísta también es el Dios que avala y fundamenta lo que los débiles llaman el bien y el mal, que es justo lo contrario de lo que es bueno y malo para los fuertes, nobles y señores.
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